Aracnofobia

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Miedo a las arañas y otros arachnids
Condiciones médicas

La aracnofobia es una fobia específica provocada por el miedo irracional a las arañas y otros arácnidos como los escorpiones.

Signos y síntomas

Las personas con aracnofobia tienden a sentirse incómodas en cualquier área que crean que podría albergar arañas o que tenga signos visibles de su presencia, como telarañas. Si los aracnofóbicos ven una araña, es posible que no entren en la vecindad general hasta que hayan superado el ataque de pánico que a menudo se asocia con su fobia. Algunas personas gritan, lloran, tienen arrebatos emocionales, experimentan dificultad para respirar, sudan y experimentan un aumento de la frecuencia cardíaca cuando entran en contacto con un área cercana a las arañas o sus telas. En algunos casos extremos, incluso una imagen, un juguete o un dibujo realista de una araña pueden desencadenar un miedo intenso.

Razones

La aracnofobia puede ser una forma exagerada de una respuesta instintiva que ayudó a los primeros humanos a sobrevivir o un fenómeno cultural que es más común en las sociedades predominantemente europeas.

Evolutiva

(feminine)

La razón evolutiva de la fobia sigue sin resolverse. Una opinión, especialmente sostenida en la psicología evolutiva, es que la presencia de arañas venenosas condujo a la evolución de un miedo a las arañas, o hizo que la adquisición de un miedo a las arañas fuera especialmente fácil. Como todos los rasgos, existe variabilidad en la intensidad del miedo a las arañas, y aquellos con miedos más intensos se clasifican como fóbicos. Al ser relativamente pequeñas, las arañas no se ajustan al criterio habitual de amenaza en el reino animal, donde el tamaño es un factor, pero pueden tener un veneno médicamente significativo y/o causar irritación de la piel con sus setas. Sin embargo, una fobia es un miedo irracional en oposición a un miedo racional.

Al asegurarse de que su entorno estuviera libre de arañas, los aracnofóbicos habrían tenido un menor riesgo de ser mordidos en entornos ancestrales, lo que les otorgaría una ligera ventaja sobre los no aracnofóbicos en términos de supervivencia. Sin embargo, tener un miedo desproporcionado a las arañas en comparación con otras criaturas potencialmente peligrosas presentes durante el entorno de adaptabilidad evolutiva del Homo sapiens puede haber tenido inconvenientes.

En El manual de las emociones (1993), el psicólogo Arne Öhman estudió el emparejamiento de un estímulo incondicionado con estímulos neutrales de respuesta de miedo evolutivamente relevantes (serpientes y arañas) versus estímulos neutrales de respuesta de miedo evolutivamente irrelevantes estímulos (hongos, flores, representación física de poliedros, armas de fuego y enchufes eléctricos) en sujetos humanos y encontró que la ofidiofobia (miedo a las serpientes) y la aracnofobia requerían solo una combinación para desarrollar una respuesta condicionada, mientras que la micofobia, la antofobia, las fobias a las representaciones físicas de los poliedros, las armas de fuego y los enchufes eléctricos requerían múltiples emparejamientos y se extinguieron sin un condicionamiento continuo, mientras que la ofidiofobia y la aracnofobia condicionadas eran permanentes.

El psiquiatra Randolph M. Nesse señala que, si bien las respuestas de miedo condicionadas a objetos peligrosos evolutivamente novedosos, como los enchufes eléctricos, son posibles, el condicionamiento es más lento porque tales señales no tienen una conexión preestablecida con el miedo, y señala además que a pesar del énfasis en los riesgos de el exceso de velocidad y la conducción en estado de ebriedad en la educación vial, por sí sola no proporciona una protección fiable contra las colisiones de tráfico y que casi una cuarta parte de todas las muertes en 2014 de personas de 15 a 24 años en los Estados Unidos se produjeron en colisiones de tráfico. Nesse, el psiquiatra Isaac Marks y el biólogo evolutivo George C. Williams han notado que las personas con respuestas sistemáticamente deficientes a diversas fobias adaptativas (p. ej., aracnofobia, ofidiofobia, basofobia) tienen un temperamento más descuidado y es más probable que reciban lesiones no intencionales que son potencialmente fatales y tienen propuso que dicha fobia deficiente se clasificara como "hipofobia" debido a sus consecuencias genéticas egoístas.

Un estudio de 2001 descubrió que las personas podían detectar imágenes de arañas entre imágenes de flores y hongos más rápidamente que imágenes de flores o hongos entre imágenes de arañas. Los investigadores sugirieron que esto se debía a que la respuesta rápida a las arañas era más relevante para la evolución humana.

Cultura

Una visión alternativa es que los peligros, como los de las arañas, están sobrevalorados y no son suficientes para influir en la evolución. En cambio, las fobias hereditarias tendrían efectos restrictivos y debilitantes sobre la supervivencia, en lugar de ser una ayuda. Para algunas comunidades, como en Papúa Nueva Guinea y Camboya, las arañas se incluyen en los alimentos tradicionales. Esto sugiere que la aracnofobia puede, al menos en parte, ser un rasgo cultural más que genético.

Las historias sobre arañas en los medios a menudo contienen errores y utilizan un vocabulario sensacionalista, lo que podría contribuir al miedo a las arañas.

Tratamientos

El miedo a las arañas se puede tratar con cualquiera de las técnicas generales sugeridas para las fobias específicas. La primera línea de tratamiento es la desensibilización sistemática, también conocida como terapia de exposición. Antes de iniciar una desensibilización sistemática, es común entrenar al individuo con aracnofobia en técnicas de relajación, lo que ayudará a mantener la calma del paciente. La desensibilización sistemática se puede hacer in vivo (con arañas vivas) o haciendo que el individuo imagine situaciones que involucren arañas, luego modelando la interacción con arañas para la persona afectada y eventualmente interactuando con arañas reales. Esta técnica puede ser efectiva en una sola sesión, aunque generalmente lleva más tiempo.

Los avances tecnológicos recientes han permitido el uso de arañas de realidad virtual o aumentada para su uso en terapia. Estas técnicas han demostrado ser efectivas. Se ha sugerido que la exposición a clips cortos de las películas de Spider-Man puede ayudar a reducir la aracnofobia de un individuo.

Epidemiología

La aracnofobia afecta del 3,5 al 6,1 por ciento de la población mundial.

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