Analíticos posteriores

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Los Analíticos posteriores o segundos analíticos (griego: Ἀναλυτικὰ Ὕστερα; latín: Analytica Posteriora) es un texto del Organon de Aristóteles que trata de la demostración, la definición y el conocimiento científico. La demostración se distingue como un silogismo productor de conocimiento científico, mientras que la definición señalada como el enunciado de la naturaleza de una cosa,... un enunciado del significado del nombre, o de una fórmula nominal equivalente.

Contenido

En los Primeros analíticos, la lógica silogística es considerada en su aspecto formal; en el Posterior se considera con respecto a su materia. La "forma" de un silogismo radica en la conexión necesaria entre las premisas y la conclusión. Incluso donde no hay defecto en la forma, puede haberlo en la materia, es decir, en las proposiciones que la componen, que pueden ser verdaderas o falsas, probables o improbables.

Cuando las premisas son ciertas, verdaderas y primarias, y de ellas se sigue formalmente la conclusión, esto es demostración y produce conocimiento científico de una cosa. Tales silogismos se llaman apodícticos, y se tratan en los dos libros de los Analíticos posteriores. Cuando las premisas no son ciertas, tal silogismo se llama dialéctico, y éstas se tratan en los ocho libros de los Tópicos. Un silogismo que parece ser perfecto tanto en materia como en forma, pero que no lo es, se llama sofístico, y esto se trata en el libro Sobre refutaciones sofísticas.

El contenido de la Analítica Posterior se puede resumir de la siguiente manera:

  • Toda demostración debe fundarse en principios ya conocidos. Los principios en los que se funda deben ser ellos mismos demostrables, o ser los llamados primeros principios, que no pueden ser demostrados, ni necesitan serlo, siendo evidentes en sí mismos ("nota per se").
  • No podemos demostrar las cosas de forma circular, apoyando la conclusión en las premisas y las premisas en la conclusión. Tampoco puede haber un número infinito de términos medios entre el primer principio y la conclusión.
  • En toda demostración, los primeros principios, la conclusión y todas las proposiciones intermedias deben ser verdades necesarias, generales y eternas. De cosas que suceden por casualidad, o contingentes, o que pueden cambiar, o de cosas individuales, no hay demostración.
  • Algunas demostraciones sólo prueban que las cosas son de cierta manera, y no por qué son así. Estos últimos son los más perfectos.
  • La primera figura del silogismo (véase el término lógica para un esbozo de la teoría silogística) se adapta mejor a la demostración, porque ofrece conclusiones universalmente afirmativas. Esta figura es comúnmente utilizada por los matemáticos.
  • La demostración de una proposición afirmativa es preferible a la de una negativa; la demostración de un universal a la de un particular; y demostración directa a una reductio ad absurdum.
  • Los principios son más ciertos que la conclusión.
  • No puede haber opinión y conocimiento de la misma cosa al mismo tiempo.

El segundo libro de Aristóteles comienza con una declaración notable, los tipos de cosas determinan los tipos de preguntas, que son cuatro:

  1. Si la relación de una propiedad (atributo) con una cosa es un hecho verdadero (τὸ ὅτι).
  2. Cuál es la razón de esta conexión (τὸ διότι).
  3. Si una cosa existe (εἰ ἔστι).
  4. Cuál es la naturaleza y significado de la cosa (τί ἐστιν).

O en una traducción más literal (Owen): 1. que una cosa es, 2. por qué es, 3. si es, 4. qué es.

La última de estas cuestiones fue denominada por Aristóteles, en griego, el "qué es" de una cosa. Los lógicos escolásticos tradujeron esto al latín como "quiddity" (quidditas). Esta quiddidad no puede demostrarse, sino que debe fijarse mediante una definición. Se ocupa de la definición y de cómo se debe hacer una definición correcta. Como ejemplo, da una definición del número tres, definiéndolo como el primer número primo impar.

Sosteniendo que "conocer la naturaleza de una cosa es conocer la razón por la que es" y "poseemos conocimiento científico de una cosa solo cuando conocemos su causa", Aristóteles postuló cuatro tipos principales de causa como los términos medios más buscados de demostración: la forma definible; un antecedente que necesita un consecuente; la causa eficiente; la causa definitiva.

Concluye el libro con la forma en que la mente humana llega a conocer las verdades básicas o las premisas primarias o los primeros principios, que no son innatos, porque las personas pueden ignorarlos durante gran parte de sus vidas. Tampoco pueden deducirse de ningún conocimiento previo, o no serían primeros principios. Afirma que los primeros principios se derivan por inducción, a partir de la percepción sensorial que implanta los verdaderos universales en la mente humana. De esta idea proviene la máxima escolástica "no hay nada en el entendimiento que no haya sido anterior en los sentidos".

De todos los tipos de pensamiento, el conocimiento científico y la intuición se consideran sólo universalmente verdaderos, donde este último es la fuente originaria del conocimiento científico.

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