Amato lusitano

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Médico portugués (1511–1568)

João Rodrigues de Castelo Branco, más conocido como Amato Lusitano y Amatus Lusitanus (1511-1568), fue un notable médico judío portugués del siglo XVI. Al igual que Herophilus, Galen, Ibn al-Nafis, Michael Servetus, Realdo Colombo y William Harvey, se le atribuye el mérito de haber realizado un descubrimiento en la circulación de la sangre. Se dice que descubrió la función de las válvulas en la circulación de la sangre.

Vida

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Lusitano nació en 1511 en Castelo Branco, Portugal. Era descendiente de una familia marrano llamada Chabib (= Amatus, "amado" en latín), y se crió en la fe judía. Tras graduarse con honores como médico en la Universidad de Salamanca, no pudo regresar a Portugal por miedo a la Inquisición. Estuvo un tiempo en Amberes y luego viajó por Holanda y Francia, instalándose finalmente en Italia. Su reputación como uno de los médicos más hábiles de su tiempo le precedió allí, y durante su breve estancia en Venecia, donde entró en contacto con el médico y filósofo Jacob Mantino, atendió a la sobrina del Papa Julio III y a otros personajes distinguidos.

En 1546, Amato estaba en Ferrara, en cuya universidad enseñó anatomía como asistente del médico Giambattista Canano y dio conferencias sobre plantas medicinales. Durante una conferencia, diseccionó doce cadáveres (una gran innovación en aquella época) en presencia de muchos estudiosos, entre ellos el anatomista Jean Baptiste Cananus, a quien, por su experiencia en esta ocasión, se le atribuyó erróneamente el descubrimiento de la función del válvulas en la circulación de la sangre. Durante su estancia en Ferrara, que duró seis años, Amatus Lusitanus recibió una invitación del rey de Polonia para trasladarse a ese país, la cual rechazó, prefiriendo establecerse en Ancona, donde existía la tolerancia religiosa.

Mientras tanto, su reputación crecía cada vez más. Jacoba del Monte, hermana del Papa Julio III, fue una de sus pacientes; y prescribió también para el propio Julio, a cuyo lecho de enfermo fue llamado más tarde.

Con la ascensión de Pablo IV, Amato sufrió todos los sufrimientos que los Marranos de Ancona tuvieron que soportar por parte de este Papa. Se refugió en Pesaro, dejando tras de sí todas sus posesiones, incluidas varias obras manuscritas, cuya pérdida deploró mucho. Uno de estos manuscritos, sin embargo, la quinta parte de su Centuriæ, le fue devuelto y publicado más tarde. Durante su estancia en Pesaro recibió una invitación del municipio de Ragusa. Después de permanecer algunos meses abandonó la ciudad hacia Tesalónica, que entonces tenía una gran comunidad judía y formaba parte del Imperio Otomano; allí profesó abiertamente la fe judía y finalmente murió en 1568.

Trabajo

Estatua de Amato Lusitano en su ciudad natal Castelo Branco.

Descubrió la circulación de la sangre y, a través de disecciones de la vena ácigos, fue el primero en observar y especular sobre las válvulas venosas que allí se encontraban.

Este descubrimiento contradecía la creencia convencional de la época de que la sangre fluye desde el corazón tanto a través de las arterias como de las venas. Es obvio que esta hipótesis estaba respaldada por el hecho de que la red de arterias y venas se vuelve cada vez más delgada a medida que se alejan del corazón. También se supuso que las redes no están conectadas, por lo que la sangre no puede pasar de una red a otra. (El microscopio aún no se había inventado, por lo que no se podían observar las arterias capilares sin ayuda).

Dra. Amatus Lusitanus describió en la Centuria I, párrafo (Curatio) 513, cómo, en 1547, realizó un experimento ante algunos estudiosos de la Universidad de Ferrara. Sopló aire en la parte inferior de los ácigos y demostró que la vena cava no se inflaría. No era posible que el aire escapara debido a la válvula u opérculo mencionado. Cuando está claro que si el aire no puede pasar de los ácigos a la vena cava, es aún más seguro que la sangre, mucho más espesa que el aire, no podría fluir a través de ella. Entre el público estaba “el admirable anatomista” Giambattista Canano, a quien más tarde se le atribuyó por error el descubrimiento de las válvulas.

Amatus enriqueció la literatura médica con varias obras valiosas que durante mucho tiempo gozaron de la más alta reputación. Entre ellos, el más importante fue su Centuriæ, en el que publicó relatos de sus casos y su tratamiento. Esta obra, en siete volúmenes, titulada Curationum Medicinalium Centuriæ Septem, pasó por varias ediciones (Florencia, 1551; Venecia, 1552, 1557, 1560, 1653; Basilea, 1556; Leyden, 1560, 1570). ; París, 1620; Burdeos, 1620; Barcelona, 1628). Sus otras obras fueron: Index Dioscoridis (1536); Enegemata in Duos Priores Dioscoridis de Arte Medica Libros (Amberes, 1536); En Dioscórides de Medica materia Librum quinque enarrationis (1556); Commentatio de Introitu Medici ad Ægrotantem, (Venecia, 1557); De Crisi et Diebus Decretoriis, (Venecia, 1557); En Dioscoridis Anazarbei de Medica Materia Libros Quinque, (Venecia, 1557; Leyden, 1558); Enarrationes Eruditissimæ, (Venecia, 1553); La Historia de Eutropio (Eutropio traducido al español); comentario sobre el primer libro del Canon de Avicena, que, como relata en el prefacio de la Centuria VII, perdió entre sus posesiones en Ancona.

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