Alejandro Radishchev
Alexander Nikolayevich Radishchev (en ruso: Алекса́ндр Никола́евич Ради́щев; 31 de agosto [OS 20 de agosto] 1749 - 24 de septiembre [OS 12 de septiembre] 1802) fue un autor y crítico social ruso que fue arrestado y exiliado bajo Catalina la Grande. Dio a conocer la tradición del radicalismo en la literatura rusa con su novela de 1790 Viaje de San Petersburgo a Moscú. Su descripción de las condiciones socioeconómicas en Rusia resultó en su exilio a Siberia hasta 1797. Fue el abuelo del pintor Alexey Bogolyubov.
Biografía
Radishchev nació en una finca a las afueras de Moscú, en una familia noble menor de ascendencia tártara, cuyas raíces se remontan a los príncipes derrotados que entraron al servicio de Iván el Terrible después de la conquista de Kazán en 1552, el zar les ofreció, a cambio del bautismo, para trabajar para él y se le asignaron tierras de unos veintidós mil acres, un número que sus descendientes seguirán mejorando sirviendo a los zares durante generaciones. Su padre, Nicholas Afanasevich Radischev, un destacado terrateniente de Moscú, tenía la reputación de tratar con humanidad a sus más de 3000 siervos. Hasta los 8 años vivió en la finca de su padre en Verkhni Oblyazovo (entonces parte de la Gobernación de Saratov, hoy en el Óblast de Penza), cien millas al oeste del río Volga con una enfermera y un tutor. Luego se fue a vivir con un pariente en Moscú, donde se le permitió pasar un tiempo en la recién establecida Universidad de Moscú. En 1765, sus conexiones familiares le brindaron la oportunidad de servir como paje en la corte de Catalina, a la que, sin embargo, miraba con recelo por su "desprecio por la fe ortodoxa y el deseo de entregar la patria a extranjeros". (Alemán) manos". Debido a su excepcional promesa académica, Radishchev fue elegido como uno de una docena de jóvenes estudiantes para ser enviados al extranjero para adquirir conocimientos occidentales. Durante varios años estudió en la Universidad de Leipzig. Su educación extranjera influyó en su acercamiento a la sociedad rusa y, a su regreso, esperaba incorporar las filosofías de la Ilustración, como la ley natural y el contrato social, a las condiciones rusas. Incluso cuando se desempeñó como Consejero Titular, redactando protocolos legales, en el servicio civil de Catalina, elogió a revolucionarios como George Washington, elogió las primeras etapas de la Revolución Francesa y se enamoró del masón ruso, Nicholas Ivanovich Novikov., cuya publicación The Drone ofreció las primeras críticas públicas al gobierno, en particular con respecto a la servidumbre. La aguda sátira e indignación de Novikov inspiraron la obra más famosa de Radischev, Viaje de San Petersburgo a Moscú, en la que emula el estilo duro y apasionado de Novikov. También él fue especialmente crítico con la servidumbre y los límites a la libertad personal impuestos por la autocracia.
La emperatriz Catalina la Grande leyó la obra, consideró los llamados a la reforma de Radishchev como evidencia del radicalismo al estilo jacobino y ordenó la confiscación y destrucción de copias del texto. De las 650 copias impresas originalmente, solo 17 habían sobrevivido cuando la obra se reimprimió en Inglaterra cincuenta años después. En 1790 Radischev fue arrestado y condenado a muerte. Humildemente suplicó el perdón de Catalina, repudiando públicamente su libro, y su sentencia fue conmutada por el exilio a la pequeña ciudad de Ilimsk en Siberia. En el camino el escritor fue tratado como un convicto común, encadenado en los tobillos y obligado a soportar el frío ruso del que finalmente cayó enfermo. Su amigo, el conde Alexander Vorontsov, que dominaba a Catalina, intercedió y logró asegurarle a Radischev un alojamiento más apropiado, lo que le permitió regresar a Moscú para recuperarse y reiniciar su viaje con dignidad y comodidad. A partir de octubre de 1790, el viaje de dos años de Radischev lo llevó a través de Siberia, deteniéndose en las ciudades de Ekaterinberg, Tobolsk e Irkutsk antes de llegar a Ilimsk en 1792. En el camino, comenzó a escribir una biografía de Yermak, el Conquistador cosaco de Siberia y interesado en la geología y la naturaleza. Al establecerse en Ilimsk durante cinco años con su segunda esposa, Elizabeth Vasilievna Rubanovsky, y sus dos hijos, Radischev, como el único hombre educado en el área, se convirtió en el médico local y salvó varias vidas. También escribió un largo tratado, Sobre el hombre, su mortalidad, su inmortalidad, reverenciado como una de las pocas grandes obras filosóficas de Rusia. En él aborda la creencia del hombre en el más allá, la corporalidad del alma, la redención última de los pecadores y las faltas del materialismo.
Después de la muerte de Catalina (1796), su sucesor, el zar Pablo, llamó a Radishchev de Siberia y lo confinó a su propia propiedad; el escritor nuevamente intentó impulsar reformas en el gobierno de Rusia. Cuando Alejandro I se convirtió en emperador (1801), Radishchev fue contratado brevemente para ayudar a revisar la ley rusa, una realización del sueño de su vida. Desafortunadamente, su mandato en este cargo administrativo resultó breve y sin éxito. En 1802, un Radishchev abatido, posiblemente reprendido de manera amistosa por expresar ideas radicales por el conde Zavadovsky, quien en su reproche habló de otro exilio a Siberia, se suicidó bebiendo veneno.
Legado
Durante los últimos años del autor, su apartamento en Moscú se convirtió en el centro de varios círculos literarios que ensalzaban puntos de vista similares y lloraban abiertamente su muerte. La autocracia rusa, sin embargo, logró evitar que Viaje de San Petersburgo a Moscú se publicara hasta 1905, tiempo durante el cual circuló entre grupos radicales y fue traducido a varios idiomas. Alexander Pushkin, simpatizante de los puntos de vista y la pasión de Radischev, se comprometió a escribir una continuación de su incendiario libro, que desafortunadamente nunca se terminó y enfrentó la presión de los censores desde el principio. Sin embargo, después de las revoluciones de 1905 y 1917, Radischev fue aceptado en el canon radical y fue muy leído en toda Rusia y Europa. A pesar de las discrepancias entre el ideal del autor y la realidad soviética, las autoridades lograron pintarlo como "un materialista, un luchador activo contra la tiranía autocrática y un verdadero antepasado del bolchevismo".
Visualizaciones
Como verdadero estudioso de la Ilustración, Radischev sostuvo puntos de vista que favorecían la libertad del individuo, el humanismo y el patriotismo. Estos valores se resumen mejor en "la igualdad de todas las clases ante la ley, la abolición de la tabla de rangos, el juicio por jurado, la tolerancia religiosa, la libertad de prensa, la emancipación de los siervos señoriales, el hábeas corpus y la libertad de comercio". A su regreso de Leipzig en 1771, Radischev vio con nuevos ojos el marcado contraste entre la vida bajo los estados occidentales liberales como Inglaterra y Suiza y la de la autocracia rusa. Haciéndose eco de los sentimientos de la propia Catalina, abogó por la educación para todas las clases, un sistema que tuvo la fortuna de presenciar en una escuela en Irkutsk. Una población más educada sentaría las bases para un eventual sistema republicano o parlamentario. De todos los males sociales de Rusia, Radischev despreciaba especialmente la desigualdad y la prolongación de la servidumbre, arraigada en un sistema social tradicional que imponía una jerarquía estricta y permitía los abusos y la explotación. Irónicamente, bajo el ilustrado reinado de Catalina, la servidumbre se intensificó y se extendió a los territorios recién conquistados. Mientras estuvo en Siberia, el pensamiento económico de Radischev se desarrolló, no solo en términos de disminuir la dependencia de la servidumbre, sino también de denunciar el comercio internacional. Aunque influenciado por Adam Smith, Radischev mantuvo puntos de vista proteccionistas, condenando el comercio internacional innecesario y proponiendo una producción nacional más fuerte. En el debate sobre las relaciones comerciales entre China y Rusia, creía que los propios recursos de Rusia eran suficientes para apoyarlo.
Al criticar la historia del gobierno arbitrario en Rusia, Radischev llamó a la autocracia el sistema de gobierno "más contrario a la naturaleza humana". Bajo este sistema, el gobierno estaba mejor posicionado para incumplir su contrato social con los gobernados, creando una sociedad injusta y oprimida. Extiende este sistema también a las relaciones amo-siervo, señalando que buscar un poder ilimitado es un vicio humano natural. Radischev no critica radicalmente a todos los autócratas, sino solo a los tiranos, alabando, de hecho, a Lycurgus, el filósofo rey de Esparta que promovió la igualdad y los derechos civiles. Sin embargo, Radischev no creía ni deseaba una revolución sangrienta y, en cambio, esperaba un autócrata reformador que aboliera la servidumbre y "mantuviera la igualdad en la sociedad, protegiera a la viuda y al huérfano y salvara a los inocentes". Como miembro de la clase dominante, no buscó derrocar la autocracia sino persuadir a sus compatriotas y superiores para que renunciaran a parte del poder que tenían. De ninguna manera idealista, el escritor reconoció que “donde había más ilustración, donde había más vida social, había más corrupción, tan inseparables son el bien y el mal en la tierra”.
Los puntos de vista religiosos y filosóficos de Radischev eran increíblemente liberales para su época. Negando la creencia de que la experiencia sensorial es primaria, Radischev, en Sobre el hombre, su mortalidad, su inmortalidad, habla a favor de las virtudes superiores del hombre como los elementos principales en el pensamiento humano complejo. Creía que las facultades hereditarias del hombre tienen tanta influencia en su desarrollo como el ambiente externo. Sin embargo, también señala que existen rasgos comunes e innatos que unen a todas las personas, en particular la creencia en un poder superior. La creencia en la inmortalidad sigue siendo particularmente poderosa para él, tanto como factor de fe como consuelo en medio de las dificultades de la vida.
Traducciones al inglés
- Un viaje de San Petersburgo a Moscú, Cambridge: Harvard University Press, 1958. Traducido por Leo Wiener. Editado con una introducción y notas de Roderick Page Thaler.
- Un viaje de San Petersburgo a Moscú, Columbia University Press, 2020 (The Russian Library). Traducido por Andrew Kahn e Irina Reyfman.