Aecio de Antioquía
Aecio de Antioquía (griego: Ἀέτιος ὁ Ἀντιοχεύς; Latín: Aëtius Antiochenus; fl. 350), apodado "el ateo" por sus enemigos trinitarios, fundador del anomoeanismo, era nativo de Coele- Siria.
Vida y escritos
Aecio creció en la pobreza o la esclavitud. Más tarde trabajó como orfebre en Antioquía para mantener a su madre viuda y estudió filosofía. Después de la muerte de su madre, Aecio continuó con su oficio y amplió sus estudios sobre las escrituras cristianas, la teología cristiana y la medicina.
Después de trabajar como viñador y luego como orfebre, se convirtió en médico ambulante y mostró una gran habilidad en las disputas sobre temas médicos; pero su poder controvertido pronto encontró un campo más amplio para su ejercicio en la gran cuestión teológica de la época. Estudió sucesivamente con los arrianos, Atanasio, obispo de Anazarbo, y el presbítero Antonio de Tarso. En 350 fue ordenado diácono por Leoncio de Antioquía, pero poco después el partido trinitario lo obligó a abandonar esa ciudad. En el primer sínodo de Sirmium obtuvo una victoria dialéctica sobre los obispos homoiousianos, Basilius y Eustathius, quienes en consecuencia buscaron en vano suscitar contra él la enemistad de Constancio Galo. En 356 fue a Alejandría con Eunomio para defender el arrianismo.Aquí se dice que debatió con tanta energía contra el maniqueo Aftonio de Alejandría que este último murió después del encuentro. Aëtius fue luego desterrado de Alejandría por Constancio II. Julián lo llamó del exilio, le otorgó una propiedad en Lesbos y lo retuvo por un tiempo en su corte en Constantinopla. Siendo consagrado obispo, usó su cargo en interés del arrianismo creando otros obispos de ese partido. Con el ascenso al trono de Valente (364), se retiró a su propiedad en Lesbos, pero pronto regresó a Constantinopla, donde murió en 367.
Secta anomea
La secta anomoeana de los arrianos, de la que él era el líder, a veces se llama en su honor aetianos. Su obra De Fide se ha conservado en relación con una refutación escrita por Epifanio (Haer. lxxvi. 10). Su pensamiento principal es que la homoousia, es decir, la doctrina de que el Hijo (por lo tanto, el Engendrado) es esencialmente Dios, es contradictoria en sí misma, ya que la idea de no engendramiento es precisamente lo que constituye la naturaleza de Dios.
En uno de sus tratados, San Basilio el Grande escribe contra los anomeos dirigidos por Aecio, a quienes describe como un instrumento en manos del "enemigo de la verdad". Se dice que Aecio fue el primero en articular la doctrina de que el Padre y el Hijo Unigénito no comparten la misma sustancia divina.
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