La República Romana: Alcance y Desarrollo
La república romana, es el modelo de organización social y política que adoptó la civitas romana entre el 510 a. C. hasta el 27 a. C., en el que los... (leer más)
La caída de Roma es el nombre que recibe en la historiografía occidental, el colapso del imperio romano de occidente, y su posterior división en múltiples estados sucesores, entre los siglos V y VI d. C.
Su fecha concreta se sitúa en el 476 d. C., cuando el último emperador romano occidental, Rómulo Augusto, es depuesto por el jefe bárbaro Odoacro, tras una invasión a la ciudad de Roma. Aunque para esta época, el Imperio Occidental ya no tenía poder efectivo sobre la mayoría de su territorio.
Sin embargo, se considera que la caída de Roma no implica solo un único evento, que marca el fin del poder imperial, sino un conjunto de eventos sucesivos, ocurridos desde la partición del imperio en dos ─Occidental y Oriental─, que dejaron al lado occidental sin capacidad de gobernar su territorio.
Aunque en general, se considera la pérdida de la investidura imperial de Rómulo Augusto como la mejor fecha para datar la caída romana, lo cierto es que el imperio formalmente nunca se acabó, por lo que definir que se entiende por "Roma" y por su "caída", puede generar discusiones.
Con certeza, se puede afirmar que, como mínimo, debería tomarse una fecha posterior a la división del imperio en dos partes, esto es, el año 395 d. C., pues el territorio oriental, estaba en capacidad de perdurar al menos un milenio más, y pudo sobrevivir hasta la caída de Constantinopla en el año 1453.
Tras esta fecha, existirían al menos dos momentos más, en los que podría situarse la Caída de Roma; primero en el año 410, momento en el que ocurre el Saqueo de Roma, donde al caer físicamente la ciudad de Roma en manos de pueblos bárbaros, podría interpretarse como el momento también de caída del estado romano en el mundo occidental.
Y segundo, el año 480 d. C. con la muerte de Julio Nepote, quien luego de Rómulo Augusto, siguió teniendo poder simbólico como emperador, sobre algunas zonas del imperio. Recordemos que al deponer a Rómulo augusto, se devolvía el puesto a Julio Nepote. Así que técnicamente el último emperador bien pudo ser Nepote.
Sin embargo la fecha del 476 está revestida de mayor simbolismo historiográfico, pues la captura y obligación de renuncia de Rómulo, a manos de un bárbaro romanizado, como lo era Flavio Odoacro, constituye un ejemplo de lo que es la caída del imperio romano occidental a nivel general.
Cualquiera de estas dos últimas fechas sin embargo es absolutamente correcta.
Para comprender los motivos que llevaron al colapso y caída del Imperio Romano Occidental, que representaba el espíritu propiamente romano ─el Oriental era en esencia griego─, se pueden referenciar cuatro cambios ocurridos desde finales del siglo II, que catalizarían su decadencia.
Primero, el aumento de la concentración del poder en manos del emperador. Desde el comienzo del imperio, en el año 27 a. C., los sucesivos príncipes (emperadores) del imperio romano, irían concentrando dentro de su magistratura, muchas prerrogativas y funciones que los romanos habían distribuído en órganos republicanos.
Esta concentración fue paulatina, sucedida entre cada nuevo emperador, lo que llevaría, por ejemplo, (a) a que los comicios dejaran de funcionar, (b) que los pretores perdieran casi todo su poder jurisdiccional, (c) o que los gobernadores de las provincias tuvieran un carácter más burocrático que político.
Esta concentración del poder presentaba un problema: todo debía hacerse a través de la figura del emperador, pero en un imperio cuya extensión era tan basta como todo el mundo conocido, y además, que no poseía una tradición de funcionariado sólida ─como por ejemplo el imperio chino─, así que solo congestionó mucho la toma de decisiones.
De acá que el segundo factor sea: la vasta extensión geográfica del imperio. Durante la república, gestionar una extensión tan grande era en algo más fácil, porque cada provincia tenía de alguna forma mayor autonomía en mano de los procónsules, y quien la dirigía poseía un interés personal en que se desarrollara.
Pero, con el comienzo del imperio, estos incentivos se irían acabando, y los emperadores se dedicarían a aumentar el territorio, sin considerar las implicaciones administrativas que conllevaba administrarlo. Esto traería un gran problema social, mucha inconformidad de parte de los pueblos dominados, y una incapacidad de defender todas sus fronteras.
Tercero, la adopción del cristianismo en el año 380, que cambió todo el enfoque con el que se administraba el imperio. En general, la vasta extensión romana era posible porque el imperio respetaba profundamente la cultura, tradiciones, y religiones locales, convirtiendo los territorios conquistados solo en divisiones de mínima carga adminsitrativa.
Los romanos solo recaudaba los impuestos y a cambio ofrecían al territorio el acceso al mercado, al conocimiento, y a la relativa paz producto de su protección.
Pero con el cristianismo el imperio comenzaría una política de unificación, haciendo imposible administrar con esta lógica a un territorio tan diverso, en lenguas y cosmovisiones. De aquí que por ejemplo, con las invasiones del Rin en el 405, no hubo mucho apoyo por parte de los pueblos locales de defender los territorios.
Roma dejaba de ser un garante, para hacerse un invasor. Todo esto, producto de la lógica natural de las religiones monoteístas: la unificación de los valores ideales.
Y por último: la división del imperio. Quizá, el más importante, de todos los factores que llevarían a la caída de Roma, pues el área occidental del imperio, no estaba preparada para mantener por su cuenta, la administración, la defensa, y el gobierno sobre su territorio.
El Imperio de Occidente, estaba constituido casi exclusivamente por pueblos que vivían de la agricultura de subsistencia, y por algunas ciudades romanas, cuyo aporte no era más que la mediación entre el vasto territorio y la ciudad de Roma.
Así, el imperio carecía del acceso al desarrollo cultural griego, a los casi infinitos recursos del Nilo, a las zonas comerciales del levante mediterráneo con China, y a la desarrollada tradición comercial del mediterráneo oriental.
Relegado a enormes latifundios improductivos, y pueblos germánicos que no conocían fronteras, era cuestión de tiempo para su colapso.
AcademiaLab© Actualizado 2024
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Anavitarte, E. J. (2018, October). La Caída del Imperio Romano. Academia Lab. https://academia-lab.com/2018/10/08/la-caida-de-roma/
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